Los servicios meteorológicos australianos habían previsto el jueves vientos de unos 90km por hora en la región. Pero Fitzsimmons consideró que eran más fuertes en el momento del accidente.
"Estamos intentando encontrar aviones y helicópteros más grandes, pero es difícil. Es muy peligroso que vuelen", dijo.La temporada de incendios forestales está siendo especialmente dura este año en Australia debido la sequía, alimentada sobre todo por el cambio climático. Desde septiembre, una superficie de más de 100.000 km2, es decir mayor que un país como Portugal, ha sido devastada por las llamas. Más de 2.000 casas han sido destruidas y 1.000 millones de animales han perecido en los incendios. La semana pasada, el tiempo cambió bruscamente. Hubo tormentas de arena, fortísimas lluvias e incluso granizo. La lluvia fue recibida con alivio por los habitantes y los bomberos y permitió que algunos incendios fueran sofocados. Pero también complicó las tareas de despeje y limpieza de ciertas zonas. El viernes está previsto que las temperaturas bajen de nuevo pero "la temporada de incendios no terminará en Nueva Gales del Sur hasta finales de marzo", advirtió Fitzsimmons. Fuente y Foto/ AFP