La revolución de los patinetes eléctricos y las bicicletas
Nacional
23 enero, 2019
CPS Noticias
El año pasado la revolución de los patinetes tomó por completo las ciudades de todo el mundo: Valencia, Madrid, México D.F., y muchas ciudades más. Anteriormente, las bicicletas ya se habían convertido en un clásico de las grandes urbes para aquellas personas que deseaban moverse de manera más cómoda y fluida a través del tráfico. Pues bien, ahora les toca el lugar a los patinetes eléctricos. Más pequeños, ecológicos y a la moda. La demanda crece a pasos agigantados y el cambio de paisaje en las ciudades es inminente.
Los patinetes eléctricos (electric scooters en inglés) son, básicamente, pequeñas motos con baterías recargables. Tienen acelerador, freno, luces, dos ruedas pequeñas, mástil, manillar, y una plataforma casi al ras del suelo como apoyo para los pies y piernas. Estos patinetes comenzaron a ser una nueva alternativa para aquellos que quieren llegar más prolijos a su oficina, sin el sudor que provoca andar en bicicleta. Además, son más cómodos para subir en el ascensor y combinables con otro medio de transporte. Por otra parte, también son económicos. El precio del modelo más popular, de la marca china Xiaomi, cuesta 380 Euros. Esto lo convierte en un artículo muy codiciado y accesible, muchísimo más económico que un auto y quizás el mismo precio de una bicicleta de buena calidad.
El uso de los patinetes ha incrementado en México D.F., luego de la crisis de desabastecimiento de gasolina. Y como el famoso dicho “no hay mal que por bien no venga”, el uso de un medio de transporte infinitamente más ecológico que el auto va en sintonía con la Campaña Via Verde y la pretensión de limpiar y reducir la polución de la ciudad. Lo cierto es que no hay demasiadas regulaciones al respecto y es muy complejo armonizar entre todos los que participan del espacio público. La comunidad no vidente argumenta que no es bueno que los usuarios de este transporte lo dejen en la calle porque podría ser un obstáculo mientras caminan. Lo mismo sucede con el hecho de saber por dónde deben transitar: la calle o la acera. Y, además, al igual que los ciclistas deberían usar un casco por cuestiones de seguridad. Algunas ciudades ya comenzaron a regular estas cuestiones, y otras todavía no tienen una propuesta muy clara, ni para quienes lo utilizan, ni para los que podrían verse afectados por la falta de regulación.
